En el promontorio de Drumanagh, al norte de Dublín, arqueólogos han desenterrado un higo carbonizado de aproximadamente 2,000 años de antigüedad, proporcionando evidencia tangible de las conexiones comerciales y culturales entre Irlanda y el Imperio Romano. Este hallazgo, liderado por la arqueóloga Christine Baker y analizado por la doctora Meriel McClatchie de la Universidad de Dublín, representa la evidencia más antigua de frutas exóticas en Irlanda.
Inicialmente identificado como un posible fragmento de manzana quemada, el análisis detallado reveló que se trataba de un higo. Este fruto, asociado con la dieta romana, sugiere que productos mediterráneos llegaron a Irlanda, indicando una participación en el comercio internacional y un temprano gusto por el lujo.
Drumanagh, un sitio fortificado de la Edad de Hierro que abarca cerca de 46 hectáreas, ha sido considerado durante mucho tiempo un importante centro comercial. Su ubicación estratégica facilitó conexiones con regiones bajo control romano, como Britania, Galia e Hispania. Además del higo, se han encontrado otros bienes que reflejan la influencia romana en Irlanda hace dos milenios.
Este descubrimiento no solo amplía la comprensión de las interacciones entre Irlanda y el Imperio Romano, sino que también destaca la sofisticación de las redes comerciales y culturales de la época. La presencia de productos exóticos como el higo en Irlanda evidencia una sociedad abierta al intercambio y a la adopción de elementos de otras culturas.